satorzulo gorria

Elias Vola//

Los ataques de drones y misiles rusos en todo el territorio ucraniano se han intensificado desde hace  varios meses, causando muchas víctimas civiles cada noche. La voluntad rusa de abrir nuevos frentes en el norte de Ucrania se hace día a día un poco más clara. Es en este peligroso contexto donde se despliegan los ataques del gobierno de Zelensky contra los sindicatos.

Las consecuencias de la guerra no se detienen en los bombardeos: también afectan directamente al mundo del trabajo y a las libertades sindicales. En Ucrania los ataques antisociales y neoliberales no están suspendidos, sino todo lo contrario. Incluso golpean a organizaciones comprometidas con la resistencia.

Una represión antisindical en plena guerra

Desde el inicio de la guerra y la introducción de la ley marcial, los ataques contra los derechos de las y los trabajadores y las organizaciones sindicales han sido numerosos. A pesar del compromiso amplio y consciente del mundo del trabajo y de los sindicatos contra la invasión rusa, ya sea en el frente militar o en la defensa civil, mantener las tasas de beneficios y restaurar el patrimonio de los oligarcas ucranianos maltratados por la destrucción masiva forman parte de la agenda no negociable del actual gobierno.

El último ataque se dirigió a la cabeza del movimiento sindical, más concretamente a la FPU, la principal confederación de Ucrania, que contaba con casi 6 millones de miembros al comienzo de la invasión a gran escala. Su presidente, Grigoriy Osovyi, quedó bajo arresto domiciliario el pasado mes de abril, en un contexto de protesta contra nuevos recortes en el derecho laboral. A principios de junio, la sede central de la confederación en Kyiv fue incautada por la empresa privada KAMparitet. Esta última ha creado un equipo de seguridad privado, prohibiendo el acceso a las instalaciones a las y los sindicalistas de la FPU y a su personal confederal.

Los bienes sindicales han estado constantemente en el punto de mira del poder desde febrero de 2022. A pesar de sus compromisos formales con la dirección del sindicato, el gobierno es en la práctica un cómplice activo de esta grave usurpación de bienes. Desde su incautación, la FPU y sus sindicatos organizan concentraciones diarias para protestar contra la incautación. Están acompañados y apoyados por militares, veteranos y heridos en combate, hombres y mujeres. Las pancartas que acompañan a estas acciones son explícitas: “La verdad está con nosotros. ¡!No toques los bienes del pueblo. ¡Devuélvelos, Presidente, escucha a los sindicatos! ¡Respeten a los militares!”.

Fortalecer la solidaridad

A nivel internacional, han sido numerosos los apoyos sindicales para denunciar esta situación. La Confederación Europea de Sindicatos, en una carta transmitida por toda la intersindical francesa, se dirigió al gobierno ucraniano para recordar que «la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania no puede servir de excusa para los ataques contra los sindicatos”.

Si bien la resistencia al imperialismo ruso es un objetivo compartido por los sindicatos y la mayoría del mundo laboral, los intereses defendidos y los medios para lograrlo no son los mismos. La resistencia ucraniana es también una resistencia al neoliberalismo. Este mundo del trabajo en lucha, ya sea organizada sindicalmente o no, es una realidad de la Ucrania en guerra. Es vital brindarle la solidaridad internacionalista que se merece, ya sea en el frente militar o social.

Semanario L’Anticapitaliste – 760 (26/06/2025)

https://lanticapitaliste.org/actualite/international/solidarite-internationaliste-avec-les-travailleures-dukraine

Traducción: Faustino Eguberri