Dan La Botz /1//
Han pasado tres largos años desde que Rusia lanzó su invasión imperialista total de Ucrania, aunque la toma del territorio ucraniano por parte de Moscú comenzó en 2014 en Crimea. Los objetivos de la guerra fueron claros desde el principio: Vladimir Putin quiere recrear los imperios ruso y soviético que antes habían dominado toda Europa del Este. Putin no solo quiere la gloria del imperio, sino también las riquezas agrícolas, mineras e industriales de su vecino. Estados Unidos y Europa – y hay que reconocerlo, aunque no sea completamente desinteresado, se han unido a Ucrania y le han proporcionado los medios para defenderse. Sabemos que si Ucrania fuera en derrotada, Putin podría atacar a Georgia o Moldavia.
Durante la guerra Rusia ha pasado de ser un país autoritario a convertirse en un país fascista, suprimiendo toda disidencia y obligando a unas 900 000 personas a huir del país. Rusia, con la ayuda de los gobiernos dictatoriales de Irán y Corea del Norte, que suministran respectivamente drones y tropas, continúa la guerra a pesar de la muerte de más de 100.000 soldados rusos. Ucrania afirma haber perdido 47.000 soldados, pero el gobierno estadounidense habla de 70.000 muertes. Cientos de miles de personas han sido mutiladas o heridas. Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero, Ucrania está aún más en peligro. Trump prometió poner fin al conflicto “en 24 horas”, probablemente obligando a Ucrania a sentarse en la mesa de negociaciones para ceder sus provincias orientales de Luhansk, Donetsk, Zaporijjia y Kherson. Y Crimea. Es decir, el 20% de su territorio. El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky intentó ganarse el apoyo de Estados Unidos, ofreciendo, por ejemplo, bomberos en Los Ángeles, la ciudad en llamas.
Al mismo tiempo, intenta apaciguar a Trump adulándole. En un podcast, elogió su campaña electoral diciendo: “Demostró que era capaz de hacerlo intelectual y físicamente”. Y dijo en su discurso anual que «no había duda de que el nuevo presidente estadounidense desea y es capaz de lograr la paz y poner fin a la agresión de Putin». A pesar de estas ofertas de paz al nuevo presidente estadounidense, Ucrania, con escasez de tropas y armas, aún podría perder el apoyo militar de Estados Unidos y el apoyo europeo podría no ser suficiente.
El gobierno de Zelensky tiene sus propios problemas, porque como escribió Sotsialniy Rukh (Movimiento Social), hace unos meses, ha protegido a la élite oligárquica del país mientras que su política neoliberal ha permitido la continuación de la explotación de las y los trabajadores /2. Y como escribe Sotsialniy Rukh también, la clave es construir una fuerza política de la clase trabajadora que pueda cambiar la sociedad desde dentro y ganar la guerra.
Durante la mayor parte de la guerra que estalló en 2022, Zelensky llamó a derrotar a Rusia, expulsar a sus tropas y retomar todo el territorio ucraniano, lo que sería justo, pero desde diciembre de 2024 expresa su deseo de negociar, aunque nunca ha aceptado concesiones territoriales o de otro tipo. Reconocemos que Ucrania pueda tener que negociar el fin de la guerra, pero si las y los ucranianos se ven obligados a hacerlo, queremos que estén en la mejor posición posible. La Red de Solidaridad de Ucrania sigue apoyando al pueblo ucraniano en su lucha por defender su derecho a la autodeterminación y su soberanía nacional, y por establecer un Estado y una sociedad democráticos y socialmente progresistas.
Gracias a mi amigo Stephen R. Shalom por sus muy útiles comentarios.
Artículo de próxima aparición en la revista Soutien à l´Ukraine Résistante n. 36 febrero 2025
Traducción: Faustino Eguberri
1/ Dan La Botz es miembro de la redacción de la revista neoyorquina New Politics y de las Brigadas editoriales de Solidaridad.
2/ https://rev.org.ua/resolution-the-path-to-victory-and-the- tasks-of-the-ukrainian-left/ https://www.trasversales.net/t67movsoc.htm