satorzulo gorria

A. Sartzekis//
La movilización nacional del 9 de abril, convocada por todo el entramado sindical, incluidos GSEE y ADEDY -los principales sindicatos del sector público y privado-, fue proporcionada a la indignación social, por si las gigantescas concentraciones del 28 de febrero -al menos 1,5 millones de manifestantes en las calles de todo el país- estaban lejos. Nunca se dirá lo suficiente: aunque los medios franceses alaben el «fuerte crecimiento» griego, la realidad cotidiana son los salarios de miseria y las dificultades más duras para afrontar una vida costosa.
En 2024, más del 50% de los trabajadores del sector privado cobraban un salario máximo de 800 euros netos, y eso mientras los precios suben drásticamente (transportes: +18% de 2021 a 2024, «cesta de la ama de casa» + 36,46% de 2022 a 2024/cifras GSEE).

Entonces se recibió como provocación la limosna que el primer ministro, Mitsotakis, había dado de una subida de 33,78 euros. La huelga ha tenido un gran seguimiento, incluso en los comercios. Y las manifestaciones han estado marcadas por dos ejes: para una subida real de los salarios, recuperar los meses 13 y 14 suprimidos para el sector público y subir las pensiones bajo memorandos, con una fuerte presencia de pensionistas, y para el resto de trabajadores (ERE) establecer convenios colectivos, que solo cuentan con el 24% de la población asalariada. Las manifestaciones fueron importantes: en Atenas había evidentemente dos o tres veces más gente que en las huelgas generales de años anteriores, y las comitivas han sido tupidas, menos separadas de lo habitual.

Los sindicatos de base abundaban, han impulsado dinámicas radicales y en el mismo polo había comitivas de estudiantes y profesores movilizados contra las diligencias disciplinarias… por hacer huelga. Y, sobre todo, ahí se confirmó el clamor de verdad y justicia sobre la tragedia criminal ferroviaria de Tembi, con 57 muertos, estableciendo un vínculo con la lucha que se ha convertido en histórica. Justicia para Tèmbi: «¡ Organizar la federación de los enfados! Recuerdan que a principios de año, primero el Comité de Familiares de Víctimas y después los sindicatos en torno a una descomunal huelga general, convocaron concentraciones gigantes que hicieron temblar el poder. Sin embargo, lejos de hacer un llamamiento a su prórroga inmediata, las direcciones sindicales dejaron pasar unos meses, lo que permitió a Mitsotakis preparar «un contraataque a la verdad», convertir los hechos en hechos y poner en marcha su aparato de propaganda. Le ha entendido bien: la lucha por no ahogar las investigaciones sobre Tèmbi tiene el potencial de federar todos los enfados sociales, aunque solo sea porque las causas del accidente suponen convertir de nuevo el transporte por tren en un servicio público, controlado por los trabajadores. Y la lucha podría crecer en defensa de todos los servicios públicos, y por supuesto también los salarios… ¡Entonces, sin pérdida de tiempo, ha llegado la hora de las movilizaciones!
A. Sartzekis, Atenas, 13 de abril de 2025