Michael Lowy//
El ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023 fue un acto terrorista y bárbaro. Pero la respuesta del gobierno israelí de Benjamin Netanyahu, masacrando a más de sesenta mil habitantes de Gaza, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, es cien veces más terrorista.
1) ¿Quién gobierna Israel?
Benjamin Netanyahu y su camarilla son los herederos de un movimiento que nunca ha ocultado su naturaleza criminal.
En diciembre de 1948, durante la visita a los Estados Unidos de Menahem Begin, uno de los principales líderes del partido Hérout, una treintena de judíos estadounidenses, más bien «sionistas de izquierda», entre ellos Hannah Arendt y Albert Einstein, enviaron al New York Times una declaración que denunciaba categóricamente a este personaje y su movimiento:
«A los editores del New York Times
Entre los fenómenos políticos más preocupantes de nuestro tiempo, está la aparición, dentro del recién creado Estado de Israel, del «Partido de la Libertad» (Tnuat Haherut), un partido político que se parece mucho, en su organización, sus métodos, su filosofía política y sus pretensiones sociales, a los partidos políticos nazis y fascistas. Fue creado por miembros y simpatizantes del antiguo Irgun Zvai Leumi, una organización chovinista, derechista y terrorista, en Palestina. (…)
Un ejemplo impactante fue dado por lo que hicieron contra el pueblo árabe de Deir Yassin. Este pueblo, situado lejos de las carreteras principales y rodeado de tierras judías, no tomó parte en la guerra e incluso luchó contra los grupos árabes que tenían la intención de establecer una base allí.
El 9 de abril, según el New York Times, los grupos terroristas atacaron este tranquilo pueblo, que no era de ninguna mana objetivo militar en este conflicto, mataron a la mayoría de sus habitantes (240 personas, hombres, mujeres y niños), y mantuvieron a algunos con vida, para hacerlos desfilar, como prisioneros, por las calles de Jerusalén. (…)
El incidente de Deir Yassin ilustra el carácter y las acciones del Partido de la Libertad. Dentro de la comunidad judía, predican una mezcla de ultranacionalismo, misticismo religioso y superioridad racial. (…)» /1
Sin embargo, el actual gobierno de Israel, hegemonizado por el Likud (heredero directo del Herout de Begin), ha superado con creces los crímenes cometidos por sus antepasados denunciados como «fascistas» por Albert Einstein. Es un gobierno que también incluye personajes como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich que van mucho más allá, en su ultranacionalismo racista, que sus aliados fascistas del Likud. Este gobierno se había vuelto bastante impopular, en particular por su intento de expulsar a la Corte Suprema, y estaba al borde del colapso, amenazado por grandes manifestaciones en todas las ciudades del país. Fue salvado por el ataque del 7 de octubre de 2023.
2) ¿Qué pasó el 7 de octubre de 2023?
Hamas, el movimiento fundamentalista y reaccionario que gobernaba la Franja de Gaza, había sido apoyado durante mucho tiempo por Netanyahu para dividir el movimiento nacional palestino. En una reunión del Likud en marzo de 2019, Benjamin Netanyahu declaró: “Quienes quieran impedir la creación de un Estado palestino deben apoyar el fortalecimiento de Hamas (…)».
Entonces, ¿qué pasó el 7 de octubre? Se han podido leer y escuchar las propuestas más contradictorias, en la mayor confusión. Enzo Traverso ofrece un análisis sobrio y objetivo:
«El ataque del 7 de octubre, que mató a cientos de civiles israelíes, obviamente puede calificarse de un acto terrorista. No era necesario asesinar y herir a los civiles, y tales actos siempre han perjudicado la causa palestina. Es un crimen que nada puede justificar y que debe ser condenado. Sin embargo, la necesaria reprobación de estos medios de acción no cuestiona la legitimidad -reconocida por el derecho internacional- de la resistencia a la ocupación, una resistencia que también implica el uso de armas”. /2
Uno de los aspectos más trágicos de este ataque bárbaro fue el hecho de que muchas víctimas pertenecían a kibutzims pacifistas de izquierda, e incluso a veces estaban directamente involucradas en actos de solidaridad con los palestinos de Gaza. Si Hamas solo hubiera atacado las bases militares y tomado como rehenes a doscientos soldados israelíes, podría haber sido una victoria política. Pero Hamas, hacía mucho tiempo que había optado por ignorar la distinción entre militares y civiles como método de lucha.
3) La respuesta de Israel es un terrorismo de Estado.
La respuesta del gobierno israelí ha sido cien veces más terrorista que el ataque de Hamas. Ha provocado la destrucción de Gaza, sus casas, escuelas, hospitales, universidades, y la masacre de más de sesenta mil habitantes de Gaza (miles de cuerpos enterrados bajo los escombros aún no se han contabilizado), la mayoría de los cuales eran mujeres, niños y ancianos. Entre los civiles asesinados hay, médicos, enfermeras, escritores, poetas, músicos, periodistas, cineastas, trabajadores de asociaciones humanitarias, empleados de las Naciones Unidas. También hay más de cien mil heridos, entre ellos muchos niños y niñas mutiladas. Netanyahu y su camarilla también utilizan el hambre como arma de guerra, bloqueando la entrada a Gaza de ayuda alimentaria y médica. Se trata de, como señala en su reciente libro el politólogo Gilbert Achcar, «el peor episodio del largo calvario del pueblo palestino” /3.
El objetivo ahora declarado de esta destrucción criminal es la expulsión de los dos millones de palestinos de la Franja de Gaza, una limpieza étnica sin precedentes. A pesar del apoyo de Donald Trump, este proyecto es inviable, ya que ningún país está dispuesto a recibir a todo un pueblo expulsado de su tierra.
Se trata de un crimen de terrorismo de Estado, un verdadero crimen contra la humanidad. Muchos académicos israelíes, como Raz Segal, hablan de genocidio. Lee Mordechai, profesor de la Universidad de Jerusalén, después de rechazar este término, cambió de opinión: se trata de genocidio.
4) La oposición a la guerra se está fortaleciendo incluso en el propio Israel.
La política de exterminio del gobierno israelí se ha encontrado con una creciente oposición en la opinión pública internacional, incluida la diáspora judía. Miles de jóvenes judíos participaron en las protestas, especialmente en Estados Unidos. Es ridículo acusarles de «antisemitismo». Los gobiernos europeos, después de dos años de complicidad, comienzan a distanciarse.
Pero dentro del propio Estado de Israel, la oposición a esta guerra se extiende. Los medios de comunicación se refieren principalmente a las familias de los rehenes que exigen un alto el fuego y negociaciones con Hamas. Estas negociaciones permitieron la liberación de varios rehenes y un número importante de prisioneros palestinos, pero no Marwan Barghouti, el «Nelson Mandela palestino”…
Sin embargo, el rechazo de esta guerra bárbara no se limita a estas familias: es mucho más profundo y amplio. Incluye ONG como B’Tselem, que defienden a los prisioneros palestinos, Standing Together, que reúne a judíos y palestinos en la oposición a la guerra, o Breaking the Silence, que publica testimonios sobre los crímenes cometidos en Gaza; periodistas del diario Haaretz, como Gideon Levy y Amira Hass; miles de oficiales y soldados reservistas, especialmente de la aviación, que han publicado declaraciones en las que se niegan a participar en la guerra (el Estado Mayor del ejército reconoce que casi el 40% de los reservistas no responden al llamamiento); 3600 israelíes que han firmado un llamamiento pidiendo sanciones contra Israel. Las manifestaciones se multiplican, especialmente en los campus, donde se han visto carteles que proclaman: «Stop al genocidio», «Palestinian Lives Matter/Las vidas palestinas importan”.
La principal fuerza política en esta oposición es el Partido Comunista Israelí (Hadash), varios de cuyos diputados, judíos como Ofer Kassif, que ha pedido a los soldados que se nieguen a obedecer las órdenes de participar en el genocidio, o árabes, como Ayman Odeh y Aida Touma-Souleiman, han sido suspendidos de la Knesset (parlamento) por denunciar la guerra. Para las y los comunistas y para las y los israelíes más críticos, toda la empresa colonialista en Cisjordania y Gaza debe ser rechazada.
5) ¿Qué futuro?
Más allá de la guerra y las masacres, ¿podemos imaginar un futuro común para los judíos israelíes y los árabes palestinos?
Para el gran escritor palestino Elias Sanbar, ex embajador de Palestina ante la Unesco, el primer paso sería «un reconocimiento pleno y anticipado de Palestina» (en las fronteras de la línea verde de junio de 1967):
«¿Qué prohibiría a las naciones soberanas reconocer plenamente a un país incluso si la soberanía de este último está cautiva de un poderoso ocupante?” /4
La izquierda en Francia y en otros lugares está dividida entre los partidarios de un Estado, dos Estados, una federación binacional, etc. Me gustaría añadir otra idea: una confederación democrática, socialista y multinacional de los pueblos de Oriente Medio. ¿Es un sueño? Por supuesto, pero como decía Lenin, «hay que soñar”…
1/06/2025
Traducción: Faustino Eguberri
Notas:
1/ El periodista griego Giorgo Mitralias ha redescubierto y publicado en su blog este documento.
2/ Enzo Traverso, Gaza devant l’histoire, Québec, Lux, 2025, p. 88.
3/ Gilbert Achcar, Gaza, génocide annoncé. Un tournant dans l’histoire mondiale, Paris, La Dispute, 2025.
4/ Elias Sanbar, «La dernière guerre ?». Palestine, 7 octobre 2023 – 2 avril 2024, Paris, Gallimard, «Tracts», n° 56, 2024