Un mes y medio después de la entrada en vigor del alto el fuego, los habitantes de Gaza siguen luchando para satisfacer sus necesidades vitales. El 2 de marzo Israel suspendió la entrada de ayuda humanitaria en el enclave, y luego la electricidad una semana después. Más de 120 palestinos han muerto desde el 19 de enero.
Clothilde Mraffko//
La voz de Dina Matar es distante, cansada – y este cansancio no parece deberse solo a los largos días de ayuno del Ramadán. “La gente está presionada, nerviosa y deprimida. Yo también, por supuesto”, explica la joven Gazauia de 27 años en una serie de mensajes de voz enviados desde el enclave al que Israel sigue prohibiendo el acceso a los periodistas extranjeros. “No nos alegramos de que la guerra haya terminado, porque la mayoría de nosotros todavía vivimos en un estado de guerra”.
En los días posteriores a la entrada en vigor del alto el fuego, el 19 de enero, Dina Matar abandonó la tienda en la que sobrevivía en el centro de la Franja de Gaza. No pudo volver a casa: su casa ha sido completamente destruida durante la guerra. Ella y los suyos se amontonan, veinticinco en casa de su abuelo, en el centro de la ciudad de Gaza, cuya vivienda ha sido menos dañada.
A su alrededor, describe la joven, el paisaje es un campo de ruinas con montículos de basura: la basura doméstica no se ha recogido durante mucho tiempo y los sistemas de evacuación de aguas residuales han sido destruidos. El camión que lleva el agua al norte de Gaza pasa una vez a la semana, dice, pero “no es suficiente”.
Desde principios de marzo, les falta combustible para hacer funcionar las bombas que les permitían extraer agua de la tierra. A pesar de la tregua, nada sabe a normalidad. “Antes de la guerra, todos los días iba a la clínica a trabajar, luego iba a entrenar en el gimnasio, luego volvía a casa, tenía una rutina que me encantaba”, recuerda la joven dentista. “Hoy no tengo trabajo, ni actividad, ni gimnasio donde pueda gastar mi energía, nada”.
La ayuda se corta de nuevo
Justo después de la entrada en vigor del alto el fuego, la ayuda humanitaria entró masivamente en la Franja de Gaza. Con el fin de los combates, las organizaciones ya no están obligadas a coordinar sus movimientos en el enclave con Israel; han podido llegar a las zonas del extremo norte, sitiadas durante largos meses /1. Los precios han caído, las aves, las frutas, la carne y las verduras han vuelto a los puestos de los mercados.
Una prueba más, según algunas ONG /2, de que Israel bloqueó a sabiendas la ayuda humanitaria a Gaza durante la guerra. “Desde el 7 de octubre de 2023, las autoridades israelíes están acusadas de cometer el crimen de guerra de utilizar el hambre como arma de guerra, el crimen de exterminio, que es un crimen contra la humanidad, así como actos de genocidio”, recordaba /3 Human Rights Watch, en un comunicado publicado el 5 de marzo.
Sin embargo, el 2 de marzo, Israel detuvo todo /4 el suministro del enclave y ha cortado la electricidad una semana después, el 9 de marzo. El primer ministro, Benyamin Netanyahu, tiene la intención de presionar a Hamas para que prolongue la primera fase de la tregua, que debía terminar a principios de marzo. El movimiento islamista palestino pide que se negocie sin demora la segunda fase, que preveía el regreso de los 59 rehenes israelíes que aún están en Gaza, de los cuales 35 han sido asesinados, la liberación de cientos de prisioneros palestinos y el fin definitivo de la guerra con la evacuación de los soldados israelíes del enclave. Israel ha establecido nuevas demandas antes de entrar en la segunda fase que prevé la salida de Hamas de la Franja de Gaza y el regreso de los últimos rehenes.
El 5 de marzo, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, amenazó directamente a la población en un mensaje publicado en su red Truth Social: “Al pueblo de Gaza: un gran futuro os espera, pero no si tenéis rehenes. Si lo hacéis, ¡estáis MUERTOS! Tomad una BUENA decisión”. Mientras las conversaciones sobre el futuro del enclave se atascan, Hamas ya se ha redistribuido ampliamente sobre el terreno, especialmente a través de los municipios que controla, su red en las mezquitas y sus fuerzas de seguridad.
Más de 120 muertos desde la tregua
En el enclave, desde el bloqueo de la ayuda los precios se han triplicado. Algunos alimentos ya han desaparecido de los puestos. Sin embargo, en Gaza «enterrada bajo entre 40 y 50 millones de toneladas de escombros»/5 según la ONU, ya no hay producción agrícola, ganadería ni barcos de pesca: la población depende totalmente de los paquetes humanitarios. El Cogat, el organismo del ejército israelí encargado de los asuntos civiles en los territorios ocupados y que supervisa la entrada de ayuda a Gaza, afirma haber autorizado la entrada de 4.200 camiones /6 cada semana entre el 19 de enero y el 2 de marzo.
Este flujo ha sido insuficiente para acumular reservas, replica Shaina Low, asesora de comunicación para Palestina en la ONG Norwegian Refugee Council (NRC). Los bienes fueron inmediatamente redistribuidos a la población.
“La ayuda nunca debe utilizarse como una forma de presionar con fines políticos”, dice. La ayuda es un derecho para los palestinos de Gaza y es totalmente ilegal que Israel utilice la hambruna para presionar a Hamas. También es una violación de las obligaciones de Israel como potencia de ocupación”.
Las precarias condiciones de vida están matando en la Franja de Gaza. Seis bebés murieron de hipotermia a finales de febrero, según el Ministerio de Salud local. En un vídeo difundido por la Organización Mundial de la Salud en la red social X el 4 de marzo /7, un médico del norte de Gaza dijo que había visto «mujeres cortando su ropa y dándosela a sus hijas para que la usaran» como compresas higiénicas.
Los militares israelíes siguen presentes en el corredor de Filadelfia, hacia la frontera egipcia al sur, y en los confines del enclave, en una zona de amortiguamiento con contornos borrosos trazada de facto por Israel al norte, este y sur de la Franja de Gaza durante los quince meses de guerra. Cualquiera que se acerque es blanco de disparos. Más de 120 palestinos han sido asesinados desde el inicio de la tregua, el 19 de enero.
El 9 de marzo, el ejército israelí confirmó /8 que había disparado a un grupo de palestinos en el distrito de Shujayia, en el noreste del enclave, acusándolos de intentar disparar explosivos hacia sus tropas. Según la agencia de noticias palestina Wafa /9, una persona resultó muerta y varias otras resultaron heridas en este ataque con drones. También se informó de disparos al este del campamento de Maghazi, en el centro de Gaza.
A estos ataques directos se suman las víctimas de las municiones explosivas que aún están esparcidas por todo el enclave. “Los días 26 y 27 de febrero, dos personas habrían muerto y otras cinco resultaron heridas por artefactos explosivos en el norte de Gaza y en Rafah, donde la gente habría cavado para instalar tiendas de campaña”, informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (Ocha) en su informe semanal /10 a principios de marzo.
Traumas profundos
Las y los habitantes de Gaza también están preocupados por los rumores israelíes /11 de una reanudación de los combates. “Tengo miedo de que vuelva la guerra y vuelva a perder a las personas que me son queridas”, confiesa Dina Matar. “Muchos otros amigos se han ido de Gaza y ya no nos hablamos como antes”.
El vídeo de Donald Trump /12 publicado el 26 de febrero que retrata una Gaza con aspecto de Dubai pero vaciada de los palestinos ha relanzado el debate sobre la expulsión de los habitantes del enclave, una amenaza regularmente agitada por la extrema derecha israelí que prefiere evocar «salidas voluntarias». El domingo 9 de marzo, el ministro de Finanzas, el supremacista judío Bezalel Smotrich, anunció que el gobierno israelí estaba trabajando para establecer una administración /13 que supervisara la salida de los habitantes de Gaza del enclave, deportaciones que podrían ser similares a una limpieza étnica /14.
Ahora bien, si la tregua ha traído un respiro bienvenido a las y los Gazaui, todas y todos se preguntan cómo puede ser su futuro en medio de tal devastación. Dina Matar insiste: se quedará, reconstruirá la casa, pero las bombas deben callarse de una vez por todas. Con pudor, evoca a los que han muerto, “que Dios les conceda Su Misericordia”. Toda la Franja de Gaza está de luto.
Después del alto el fuego, las colegas de Shaina Low, como muchas y muchos habitantes de Gaza, han atravesado una miríada de emociones: “El alivio, luego la comprobación de todo lo que se perdió, la esperanza que la gente sintió cuando se aplicó la tregua temporal y la tristeza cuando regresaron a casa”, señala la trabajadora humanitaria de NRC. “Una de nuestras empleadas regresó [al norte] justo después de la tregua y se enteró de que miembros de su familia habían sido asesinados. Cuando vio las condiciones de vida en lo que era su barrio -no quedaba nada-, volvió a la ciudad de Gaza. ¿Cómo superar tales pérdidas? ¿Cómo afrontar todos estos traumas?”
11 de marzo de 2025
Traducción: Faustino Eguberri
Notas.
3/https://www.hrw.org/news/2025/03/05/israel-again-blocks-gaza-aid-further-risking-lives
4/ https://www.tdg.ch/treve-israel-suspend-lentree-daide-humanitaire-dans-gaza-601066802455
5/https://news.un.org/fr/story/2025/02/1153086
6/ https://gaza-aid-data.gov.il/main/
7/https://x.com/WHOoPt/status/1896845824992194831
9/https://english.wafa.ps/Pages/Details/155374
10/https://www.ochaopt.org/content/humanitarian-situation-update-269-gaza-strip