satorzulo gorria

8 de mayo de 2025//

“Será una jaula en la que seremos pájaros”

Ciudad de Gaza, 20 de abril de 2025. Arafat al-Qafarna, uno de los niños palestinos desplazados por los ataques israelíes en la Franja de Gaza, pasa su tiempo jugando con una paloma en la gran sala de conferencias de la Universidad Islámica, que se ha convertido en refugio temporal, en la ciudad de Gaza. Arafat, que emigró con su familia de la ciudad de Beit Hanoun, en el norte del país, vive con las aves que trajo de su casa y que ha estado alimentando durante algún tiempo. Mahmoud Abu Hamda / ANADOLU / Anadolu vía AFP

Hace dos días, estaba sentado abajo de mi casa con amigos, según nuestra costumbre, para discutir todos los temas. Antes de la guerra, nuestras discusiones se desarrollaban en torno al té y el café. Un vendedor ambulante traía las bebidas calientes, o, si no estaba allí, Sabah las preparaba, con azúcar y pasteles, y yo subía los nueve pisos en ascensor para ir a buscarlas. Hoy en día, ya no hay comerciante ambulante, ni café ni tampoco azúcar. Hay algo en mi casa, pero no puedo subir nueve pisos para ir a por unos vasos de té.

Así que nuestra conversación diaria ha transcurrido sin nada que beber ni comer. Rápidamente abordamos un tema: la responsabilidad de los padres de familia en medio de este genocidio. A uno de los presentes, Souhail, al que se le llama “Souhail el sabio” porque es alguien muy reflexivo, nos habló de uno de sus amigos que se ha hundido en la depresión, porque no puede afrontar las miradas de su mujer y sus hijos que le piden de beber y de comer. Con el aumento de los precios, no encontramos nada y la hambruna se va instalando. Se siente impotente, incapaz de asumir su responsabilidad como padre de familia. Está muy angustiado, y su depresión se manifiesta por una especie de indiferencia hacia su esposa e hijos. Es decir, sale todo el día y solo vuelve a casa por la noche, para no volver a escuchar las mismas preguntas: «¿Por qué no traes nada de comer, nada de beber? ¿No tienes dinero?”.

“Yo también siento esa angustia”

Esto me ha hecho reflexionar sobre el caso de muchos otros hombres, de los que me doy cuenta, en retrospectiva, que también estaban deprimidos. Un amigo, por ejemplo, que me llama todos los días para hacerme siempre la misma pregunta: «Entonces Rami, ¿cómo ves las cosas?”.  Vive en una angustia permanente, debido a sus responsabilidades hacia su familia. Yo también siento esta angustia cuando Walid me pide algo de comer o beber y no puedo darle. Es el peor de los sentimientos, no poder darle a un niño de tres años las cosas más básicas. La última vez, quería pollo, y después plátanos, luego manzanas. solo puedo responderle que no hay en el mercado. Así que me entrega el móvil diciendo: «¡Sí, mira, hay!” Ve imágenes de comida en YouTube. Y no puedo hacerle entender por qué las frutas se han convertido en un lujo, que no se pueden encontrar, porque estamos bajo bloqueo.

Al menos mi hijo no tiene hambre. Al final del día, está ha comido. Sabah todavía puede hacer pan con el horno de barro, en el rellano. Lo que le hace una figura negra. Ya no puedo mentirle como antes, cuando vivíamos en la tienda, decirle que está bronceada, que tiene las mejillas rosadas y que le queda muy bien. Porque ahora tenemos un espejo, y después de cocinar ve su cara ennegrecida por el humo de la leña. Me dice: «¡Así que me estabas mintiendo, estaba toda negra como ahora y no lo sabía! »…

“¿Cómo pueden entrar las drogas en Gaza?”

Intento salir del apuro diciendo que la madera que usábamos allí no humeaba como la de aquí, pero veo que no me cree. Pero bueno, tengo la suerte de poder proporcionar a mi familia lo mínimo que es para otros un máximo inaccesible. Comprendí por qué, cuando se dió la última orden de evacuación, hubo padres de familia que se quedaron en su tienda, dejando que su esposa e hijos se refugiaran en otro lugar. Afirmaban que tenían que quedarse para “proteger sus bienes”, pero, en realidad, era para huir de sus responsabilidades, porque no podían proporcionar comida ni bebida a sus hijos, y eso los desgarraba por dentro. Comprendí que esto ya había sucedido en los éxodos anteriores, cuando nos expulsaron de la ciudad de Gaza y luego de Rafah. Muchos hombres se habían quedado, con el pretexto de vigilar sus casas; pero en realidad no querían leer su humillación en los ojos de sus esposas e hijos.

Según “Suhail el sabio”, muchos hombres han optado por otra forma otra forma de dejar de ver la realidad, drogándose. ¿Cómo pueden las drogas entrar en Gaza, cuando el bloqueo es hermético? Se habla de entregas de drones, desde Israel, de medicamentos que hacen que la gente se vuelva adicta. No sé qué es, no soy un experto. Está organizado por el ocupante de forma muy consciente. Los israelíes tienen un objetivo: desgarrar el tejido social. Algunos padres se ven obligados a robar para alimentar a sus hijos. Otros empiezan a mendigar. Sí, a robar, a mendigar.

La gente ya se había replegado en la familia nuclear, contrariamente a nuestras tradiciones que favorecen la familia extendida. Pero ahora incluso este núcleo familiar se está desintegrando, porque el cabeza de familia ya no puede mantener a los suyos. Los hombres ya no salen de sus casas. Se encierran bajo su tienda, ya no ven a nadie. Sus esposas e hijos trabajan, pero no pueden hacer nada. Entiendo muy bien este sentimiento, lo siento cuando no puedo darle a mi hijo lo que pide. Pero Walid vive en un apartamento, duerme en una cama, está calentito y no tiene hambre. Mientras que la mayoría de la gente depende totalmente de la ayuda humanitaria, parada desde hace dos meses. Todo lo que tienen que hacer es enviar a sus hijos a hacer cola frente a los tekiyas, las cocinas comunitarias, mientras aún puedan ofrecer algo de comida.

“Los almacenes fueron atacados por clanes armados”

Los tekiyas son blanco de los bombardeos israelíes. Varios de ellos ya han sido destruidos, matando a personas voluntarias y beneficiarias. Las y los padres de familia saben muy bien que sus hijos están en peligro cuando van a hacer cola. Pero la elección es simple: arriesgar su vida o morir de hambre. La escasez genera violencia generalizada. Recientemente los almacenes en la ciudad de Gaza y Deir El-Balah han sido atacados por clanes armados. Todo el mundo entendía que estas personas estaban protegidas por los israelíes, como lo habían hecho en Rafah cuando el famoso Abu Shabab confiscaba la ayuda humanitaria, bajo la protección de los drones israelíes.

Hoy en día, sucede exactamente lo mismo en el centro de la ciudad de Gaza. El último ataque tuvo lugar contra el almacén de un supermercado. Este almacén estaba protegido por policías de Hamas vestidos de civil. Los atacantes dispararon, los policías contraatacaron, bloqueando a los gánsteres. Fue entonces cuando apareció un dron israelí y disparó contra los policías, matando a dos de ellos. Los atacantes aprovecharon la situación para invadir el almacén y saquearlo por completo. El objetivo de los ocupantes es seguir destruyendo nuestra sociedad favoreciendo a los clanes mafiosos. Estos últimos no roban porque tienen hambre. Tienen kalashnikovs, y un «kalash» es muy caro en Gaza en este momento. Al apoyar a estos bandidos, los israelíes no solo nos hacen pasar hambre, sino que instituyen un clima de miedo para empujar a los habitantes de Gaza a irse.

“Estamos perdiendo el corazón de la sociedad”

Estamos viviendo un genocidio humano, militar, un genocidio por hambre. A esto se añade un genocidio social, que ahora ataca el corazón de la sociedad, la familia. Se está volviendo insoportable. No podemos más. Estamos perdiendo el corazón de la sociedad, la familia, las responsabilidades y los deberes del padre de familia. Este es el objetivo de los israelíes. Con ellos, nada se hace al azar. Y todo esto se desarrolla ante los ojos del mundo entero. Los israelíes acaban de anunciar una nueva etapa: conquistarán toda la Franja de Gaza y empujarán a toda la población hacia Rafah, donde la ayuda será distribuida por el ejército o por empresas privadas estadounidenses. Para recibir comida para su familia durante una semana o dos – ellos decidirán -, todos tendrán que tener una autorización de seguridad (un pase de seguridad), que demuestre que está «limpio» a nivel de seguridad, que no tiene conexión con Hamas.

Será una jaula en la que seremos pájaros a los que se les dará lo suficiente para no morir de hambre y sed. El plan es que, el día en que se abra la puerta, los pájaros escapen hacia la salida que se les designe. Pero espero que aguantemos a pesar de todo. Espero que cuando todo esto termine, recoseremos el tejido social y que encontremos una sociedad palestina unida, sólida y, como decimos aquí, formando una sola mano.

https://orientxxi.info/dossiers-et-series/ce-sera-une-cage-dans-laquelle-nous-serons-des-oiseaux,8207

Traducción: Faustino Eguberri