satorzulo gorria

Rami Abou Jamous//

“Me gustaría hablaros del periodista Ahmed Mansour”

Jueves 10 de abril

Khan Younès, 8 de abril de 2025. Personas en duelo se reúnen frente al cuerpo del periodista Ahmed Mansour en el complejo médico Nasser

Hoy me gustaría hablaros del periodista Ahmed Mansour. Probablemente hayais visto la atroz imagen de este periodista palestino de Gaza, sentado en una silla ardiendo vivo en un bombardeo israelí. Este bombardeo se dirigió a la tienda donde se encontraba, junto con otros periodistas. Hubo tres muertes en total. Dos periodistas, Ahmed Mansour y Helmi Al-Fakaawi, y un hombre que estaba cerca. Otros nueve periodistas resultaron heridos, algunos de gravedad… Y esta imagen dio la vuelta al mundo. No es la primera vez que los israelíes utilizan este tipo de armas incendiarias. Ya habíamos visto imágenes de personas calcinadas después de un bombardeo.

En cuanto a los periodistas, más de doscientos han sido asesinados por el ejército israelí desde el inicio de la guerra, según la ONG Reporteros sin Fronteras. Algunos fueron asesinados con toda su familia. A veces fueron sus familias las que fueron asesinadas, como sucedió con Wael Al-Dahdouh, el corresponsal de la cadena Al-Jazira, que perdió a muchos seres queridos en ataques selectivos. Desafortunadamente, muchos medios de comunicación extranjeros tratan esta guerra contra el periodismo adoptando más o menos la visión israelí. Como los que destacaron, en sus titulares, que Ahmed pertenecía a un “medio afiliado a la Yihad Islámica, considerado terrorista por muchos países”.

Es cierto, y al mismo tiempo no es cierto. Sí, Ahmed trabajaba para Falastin Al-youm, (“Palestine Today” – “Palestina hoy”) desde que terminó sus estudios de periodismo hace diez años. Sí, este medio está relacionado con el movimiento de la Yihad Islámica. Pero según sus amigos, Ahmed era uno de esos muchos periodistas que no comparten la ideología de su empleador, Fatah, Hamas u otros. Para hacer su trabajo, apenas tienen otra solución, la mayoría de los medios de Gaza dependen más o menos de un movimiento político.

“Tenía miedo a terminar como ellos”

Ahmed Mansour estaba casado y era padre de tres hijos. Había vivido el mismo sufrimiento que todos los habitantes de Gaza. Él, sus padres y toda su familia fueron desplazados varias veces. Su familia es de Khan Younès, en el sur de la Franja de Gaza, y habían terminado viviendo en una tienda de campaña en la zona de Al-Mawasi, que el ejército de ocupación presenta como una «zona humanitaria segura» mientras la bombardea regularmente. Él quería permanecer en el campo, en la región de Khan Younès, con otros colegas.

Varios murieron en la misma tienda, junto al hospital Nasser. Se habían reunido allí por una buena razón: muchos periodistas se posicionan junto a los hospitales, porque ahí es donde encuentran la información. Cuando ven llegar a las y los heridos, pueden preguntar a los paramédicos dónde tuvo lugar el bombardeo, cuántos muertos hay, etc., e intentar ir allí después. Esto sucede cerca de todos los hospitales que todavía funcionan más o menos en la Franja de Gaza, como el hospital Al-Shifa, el hospital indonesio, el hospital Al-Maamadani, el Hospital Bautista, al norte, el hospital Al-Aqsa en Deir El-Balah… Estas reuniones son conocidas por los israelíes. Al igual que los vehículos profesionales de los medios de comunicación, como la furgoneta SNG (Satellite News Gathering) coronada por una gran antena y una antena parabólica, utilizada para los directos por el canal Al-Quds al-Youm (“Al-Quds Today” – “Jerusalén hoy”), que fue atacado por un misil el 26 de enero frente al hospital Al-Awda.

Sus ocupantes murieron quemados. Ahmed Mansour había ido allí. Según sus amigos, estaba abrumado. Se preguntaba cómo habían muerto, cómo habían vivido ese momento, qué habían sufrido. Lo decía, tenía miedo de terminar como ellos.

“Pienso a menudo en Pierre Brossolette”

Lo que me entristece es esta forma de adoptar el punto de vista israelí para tratar lo que está sucediendo en Gaza. Adoptar la visión del más fuerte. Estamos bajo ocupación. El ocupante llama a los ocupados “terroristas”. Cualquier persona ocupada es un terrorista. ¿Hamás? Terroristas. ¿El Fatah, el partido fundado por Yasser Arafat? Terroristas. ¿Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina y del Estado palestino? Un terrorista. ¿Alguien que denuncie la ocupación? Un terrorista.

Los periodistas franceses que repiten esta palabra deberían recordar que Francia experimentó la ocupación, y que los alemanes y el gobierno colaborador justificaban sus crímenes designando a sus víctimas como terroristas. Las y los resistentes eran terroristas. Las y los periodistas eran terroristas. Hoy son héroes, porque denunciaron las masacres del ocupante y sus cómplices y trabajaron por la Liberación. Entre ellos había periodistas. A menudo pienso en Pierre Brossolette, hoy en el Panteón. Por supuesto, las circunstancias y las personalidades eran diferentes, pero era periodista, como Ahmed Mansour. A él también se le llamaba “terrorista”. Ambos vivieron bajo la ocupación, presenciaron masacres y bombardeos. Brossolette era un alto líder de la Resistencia, pero también escribió en periódicos clandestinos y habló en numerosas ocasiones por el micrófono de la BBC. Ambos murieron. Pierre Brossolette, detenido, se suicidó para no hablar bajo tortura.

Era un europeo, por lo tanto, un héroe. Ahmed Mansour era palestino, por lo que necesariamente gravitaba en torno a un movimiento “terrorista”. Todo lo que es palestino debe ser demonizado. Cuando se está ocupado, es normal resistirse, con los hechos o la palabra. No entiendo este doble rasero, cuando los dos pueblos han experimentado la ocupación. Tal vez porque no se nos considera como seres humanos. Tal vez, como digo a menudo, porque no tenemos los ojos azules y el pelo rubio. Pero creo que defender su patria es el derecho de cualquier persona que conozca el sabor amargo de la ocupación. Honrar a Brossolette y condenar a Mansour es negar el legado universal de la resistencia a la opresión. La valentía no cambia de naturaleza según la geografía o la identidad del resistente. Lo que cambia es la mirada que uno opta por dirigir.

“Siempre terminamos siendo víctimas culpables”

Matar a periodistas de forma atroz está un poco tolerado, no hay que convertirlo en un gran escándalo, porque están “cerca de los grupos terroristas”. No estoy hablando de todas y todos los periodistas occidentales, sé que hay quienes hacen su trabajo de forma profesional. Pero hay demasiados que adoptan la visión israelí. Imaginemos que un periodista ucraniano es asesinado de la misma manera, atacado por los rusos debido a su profesión. ¿Se le habría calificado de “cercano a un movimiento terrorista”? Nosotros, los palestinos, siempre terminamos siendo víctimas culpables. Muchos medios de comunicación participan en esta inversión de roles. La víctima se convierte en el verdugo, el verdugo se convierte en la víctima, el ocupante se vuelve ocupado y el ocupado se convierte en el ocupante.

Pero las y los mentirosos serán juzgados por la historia. Un día, Ahmed Mansour y muchos de sus colegas estarán en un Panteón. Serán honrados como héroes por los mismos periodistas occidentales que les acusaron de trabajar para “medios terroristas”. Entenderán que la justicia y las normas de la humanidad no tienen ni geografía ni color. Honraremos a estas y estos periodistas que están muriendo uno tras otro porque hablan de la realidad, porque transmiten las imágenes de las masacres. El ocupante no quiere testigos, no quiere que las masacres y carnicerías se retransmitan en todo el mundo. Se mata a las y los mensajeros y luego se les demoniza.

10/04/2025

https://orientxxi.info/dossiers-et-series/je-voudrais-vous-parler-du-journaliste-ahmed-mansour,8152

Traducción: Faustino Eguberri