
VALORACION DEL PACTO VASCO DE SALUD//
Egun on:
Mila esker. Gracias a los grupos que han posibilitado nuestra presencia en esta comisión.
Hoy nos presentamos varios portavoces del movimiento social organizado en las diversas Plataformas Ciudadanas en Defensa de la Sanidad Pública OPA HERRI PLATAFORMAK.
Somos portavoces del malestar social que se ha expresado en numerosas ocasiones en las calles de las principales ciudades y pueblos del País vasco, por el creciente deterioro de este servicio público y de la atención social y asistencial que recibimos.
El Objetivo de esta comparecencia es presentar las propuestas y trabajos que la ciudadanía usuaria viene demandando en los últimos años, así como expresar nuestra disposición y derecho a participar activamente en la mejora de una Sanidad Pública fuerte y de calidad.
Lo que hoy venimos a deciros aquí, nos hubiera gustado hacerlo en el llamado Pacto vasco de Salud. Pero no se nos permitió. El Departamento de Salud nos excluyó de ese proceso, igual que a otros colectivos sociales y profesionales referenciales en la defensa de la sanidad pública, mientras se favoreció una amplia participación y protagonismo de agentes que ven en la salud un negocio como universidades privadas y organizaciones empresariales como Confebask.
El resultado final de ese proceso ha sido, en nuestra opinión, un fracaso, tanto por el rechazo que recibió de importantes agentes sociales y políticos, como por el contenido del documento firmado.
Pese a su nombre, el Pacto no ha abordado la salud de forma integral. Es significativo, al respecto, que también se haya excluido a Diputaciones y Ayuntamientos, con competencias claras en materia de salud. Ignora el análisis de la situación del sector sociosanitario y de los cuidados, algo esencial en una sociedad envejecida como la nuestra. Además, de limitarse a tratar parcialmente la situación de Osakidetza.
El documento final del pacto está plagado de generalidades y retórica, sin compromisos evaluables y concretos, sin fechas de cumplimiento. El pacto consolida el enfoque privatizador y la colaboración público-privada, principal causa de la crisis de Osakidetza. No contempla pasos concretos para revertir los servicios privatizados. La inversión es escasa y perpetúa un modelo hospitalocentrista centrado en la enfermedad en detrimento de la Atención Primaria que se apoya en la prevención. Tampoco garantiza una plantilla suficiente, estable y con condiciones laborales dignas, clave para evitar la fuga de personal.
Ha sido un proceso vacío de contenido, con mucha propaganda y pocas soluciones reales, limitándose a ligeros retoques superficiales. Un Pacto hecho a medida principalmente de los intereses privados, no de las necesidades de la ciudadanía. Lamentablemente se ha desaprovechado una oportunidad para impulsar un giro radical hacia una sanidad pública fuerte y autosuficiente con independencia de la sanidad privada.

PRESENTACION DEL NUEVO MODELO DE SALUD QUE NECESITAMOS
1º.- ORIGEN DE LA CRISIS DE OSAKIDETZA
La crisis de la sanidad pública en la CAV, si bien tiene sus raíces en la legislación estatal, se consolida en un modelo neoliberal iniciado con el Plan Osasuna Zainduz (1993), impulsado por Azkuna y Bengoa. Este plan supuso una transformación neoliberal de la sanidad pública vasca, similar al realizado por Margaret Thatcher en el Reino Unido facilitando la privatización y fortaleciendo el negocio de la sanidad privada.
Se introdujeron criterios de competitividad y eficiencia al menor coste. Una gestión sanitaria con criterios de empresa, dando lugar a las políticas de contención del gasto, considerando a los pacientes como clientes y a la salud como un coste y no como un derecho.
De la mano de este modelo llegó la infrafinanciación sostenida de la sanidad pública y el inicio de la privatización, se alentaron las políticas de colaboración público privadas y los recortes. En definitiva, el desmantelamiento consciente y programado de la sanidad pública. A pesar de que estudios rigurosos como el realizado por la universidad de Oxford en el Reino Unido muestra que los periodos de mayor derivación a la sanidad privada (2012-2018) se correspondieron con un aumento significativo de la mortalidad evitable de la población.
2º.- LA ATENCION PRIMARIA LA MAS CASTIGADA POR LA CRISIS
La Atención Primaria (AP) ha sido la más castigada debilitando su papel dentro del sistema sanitario.
El problema fundamental proviene de la creación de las Organizaciones Sanitarias Integradas (OSIS). Esta estructura, como saben, integra a los hospitales y los centros de salud bajo una dirección hospital-centrista, que desvía una parte significativa del presupuesto hacia los hospitales en detrimento de la Atención Primaria. Sin embargo, el documento firmado se reafirma en esta figura.
La Atención Primaria es fundamental porque resuelve cerca del 80% de la atención sanitaria y aportar valor a través de la prevención de la enfermedad, la promoción de la salud, un diagnóstico temprano, un uso racional de medicamentos y tecnologías, y posibilita actuar sobre los determinantes de salud. Al respecto, hacemos referencia al Informe Lalonde, según el cual, una proporción importante de enfermedades son evitables si se actúa sobre los determinantes de la salud.
Precisamente por ello, el papel que debe tener la Atención Primaria no es atractivo para el negocio, para un sector financiero que prefiere y promueve su abandono y desmantelamiento en favor de una visión hospitalocentrista, centrado en la enfermedad y no en su prevención.
Además, los recortes en Atención Primaria han supuesto escasez de recursos técnicos y humanos que provocan agendas rebosadas y escaso tiempo de atención por paciente. La precariedad en el empleo y consiguiente rotación de profesionales hace peligrar el lado más humano de la asistencia sanitaria: la relación de confianza médico-paciente y la longitudinalidad.
Por ello, denunciamos y exigimos terminar con los recortes de horarios y cierres de decenas de centros de salud y PACs que se vienen produciendo durante 6 meses al año (este verano, ha afectado al 37% de los centros de salud), los centros sanitarios sin médico que ponen en riesgo la seguridad del paciente y la calidad asistencial o la reducción de camas en los hospitales (700 este verano).
3º.- la salud mental la olvidada
La salud mental debe dejar de ser la gran olvidada. No podemos seguir con un modelo que solo atiende lo grave y abandona las patologías mentales leves, la prevención y el cuidado comunitario. Urge integrar la salud mental en la Atención Primaria, con más profesionales y menos listas de espera que, además, descongestione a medicina de familia.
Necesitamos una red pública, accesible y cercana, que coordine salud, educación y servicios sociales, y que ponga a las personas en el centro. Porque la salud mental no se cura solo con fármacos, sino con dignidad, y medios. Apostemos por un modelo preventivo, humano y comunitario que combata las causas del malestar: la pobreza, la soledad, la violencia y la precariedad.
El número de Psicólogos anunciado es claramente insuficiente y no responde a un análisis de las necesidades reales. Además, preocupa que se esté incorporando a profesionales sin las titulaciones ni la especialización adecuada.
4º.- sistema sociosanitarioy cuidados
Las instituciones públicas deben poner fin al modelo de cuidados altamente precarizado y privatizado que convierte los cuidados en un negocio (el 90% de los servicios están privatizados). Es hora de construir un sistema sociosanitario público, digno y centrado en las personas y las comunidades, donde los cuidados sean un derecho, no una mercancía.
Se precisa, también, una coordinación real y efectiva entre Osakidetza y los servicios sociales, que garantice una atención integral, cercana y de calidad.
En conclusión la crisis de la sanidad pública no es un fracaso de gestión, que también, sino, fundamentalmente, un fracaso de modelo.
