Mélodie Vandelook//
Después de casi ocho meses de negociaciones y teatro político en Bélgica, la nueva coalición federal (N-VA, MR, Les Engagés, CD&V y Vooruit) que va de la derecha a los social-liberales pasando por los cristianos demócratas, llamada «Arizona» debido a los colores políticos de los partidos que la componen, finalizó su acuerdo de gobierno a finales de enero, con la bendición de la patronal.
Su programa constituye una ofensiva antisocial a gran escala y ya encuentra una gran resistencia entre la población.
Declaración de guerra social
Este gobierno y sus ataques forman parte de una tendencia mundial hacia la extrema derecha. Para mantener sus fuentes de beneficio y acumulación, las clases dominantes no ven otra posibilidad que despojar a las y los trabajadores, por la fuerza, de una serie de conquistas sociales. Sin embargo, para que esta política inhumana sea aceptable, se necesitan chivos expiatorios, aunque no sean reales. A partir de ahí, los incesantes ataques mediáticos y políticos contra, todo revuelto, las y los trabajadores desempleados, las y los “migrantes” y solicitantes de asilo, las personas musulmanas, las y los “woke”, las personas transgénero, etc.
“Arizona” prevé una ola de medidas antisociales, sexistas y racistas de una magnitud sin precedentes en décadas: 22 mil millones de ahorros en las personas trabajadoras con o sin empleo, con o sin papeles, y un pequeño impuesto sobre las ganancias de capital para intentar dorar la píldora. Algunos ejemplos de medidas: limitación de las prestaciones por desempleo a dos años; regreso forzoso al trabajo de las personas enfermas de larga duración; tres veces menos plazas en centros de acogida para solicitantes de asilo pero el doble en centros cerrados; supresión de la asistencia social durante cinco años para las personas refugiadas, ataque a las pensiones de jubilación que tiene efectos en particular sobre las mujeres, o la represión de los sindicatos y otras organizaciones. Todo ello mientras aumenta el presupuesto para la defensa…
La resistencia social se organiza
La respuesta a esta declaración de guerra social no se ha hecho esperar. El jueves 13 de febrero unas 100.000 personas marcharon por las calles de Bruselas convocadas por el frente sindical común. Una multitud de sectores (sindicales, feministas, antifascistas, ecologistas, entre muchos otros) se han movilizado contra los ataques del nuevo gobierno federal. Esta notable tasa de participación constituye una verdadera aceleración de la tensión social.
Este primer enfrentamiento marca el inicio de un verdadero plan de acción. Las direcciones sindicales anunciaron una huelga general el 31 de marzo. Será un paso decisivo en el equilibrio de fuerzas, pero antes de eso, abogamos por que la movilización continúe, sector por sector: las y los trabajadores de bpost llevan una semana en huelga combativa; las y los ferroviarios, subcontratistas de Audi y profesores ya han anunciado huelgas y acciones que constituyen las brasas de una movilización más amplia. Será crucial que la huelga feminista del 8 de marzo se inscriba en esta lucha contra “Arizona”, mostrando el impacto perjudicial de las medidas en las mujeres; lo mismo ocurre con las acciones del 21 de marzo, día internacional contra el racismo, que serán una oportunidad para denunciar la política migratoria asesina del nuevo gobierno. La huelga general del 31 de marzo será efectiva si se apoya en una amplia movilización popular, desde abajo, más allá de un simple paro laboral de 24 horas. Todo lo que está en juego en las próximas semanas es que el movimiento de protesta siga extendiéndose y se despliegue con un objetivo claro: la caída del gobierno de De Wever.
Publicado el viernes 21 de febrero de 2025 en https://lanticapitaliste.org/actualite/international/belgique-premiere-mobilisation-massive-contre-le-gouvernement-federal
Traducción: Faustino Eguberri