Aux armes citoyens! (A las armas ciudadanos) / Valmy* 2.0 [la izquierda (radical) y los debates sobre la cuestión militar en Europa
Patrick Le Tréhondat y Patrick Silberstein**
(El presente escrito es la introducción a una serie de artículos publicados en la revista Adresses n. 11 https://entreleslignesentrelesmots.wordpress.com/adresses-internationalisme-et-democrtie/sobre el tema del militarismo, el rearme y, en general, las cuestiones militares que en https://satorzulogorria.org iremos traduciendo y publicando. ndt)
“La competencia entre los distintos Estados les obliga […] a tomarse cada vez más en serio el servicio militar obligatorio y, en última instancia, a familiarizar a todo el pueblo con el manejo de las armas, por lo tanto, a hacerlo capaz de hacer triunfar su voluntad en un momento dado. […] Y este momento llega tan pronto como la masa del pueblo […] tiene una voluntad. En este punto, el ejército dinástico se convierte en ejército popular; la máquina rechaza el servicio, el militarismo perece por la dialéctica de su propio desarrollo /1”.
La guerra de autodefensa nacional de Ucrania ha vuelto a poner tal cual en primer plano las cuestiones del militarismo, el rearme y, en general, las cuestiones militares. En esta ocasión, probablemente sea el momento de devolver un poco de aliento a estas cuestiones reflexionando sobre un pensamiento alternativo transitorio. Este es el objeto de este modesto dossier “Tomas de partido” que publicamos en este número 11 de Adresses. Seis textos han llamado nuestra atención: “El aislacionismo de izquierdas: el camino hacia la insignificancia política en el debate sobre la defensa europea” y “Rechazar el falso dilema entre justicia social y seguridad nacional” de Hanna Perekhoda, “Dinamarca: la izquierda ante el fin de la alianza con los Estados Unidos” de Michael Hertoft, “¿Cómo gestionar los dilemas de defensa de Europa? de Christian Zeller, “Trump y Putin: una alianza autoritaria que nos pone a todos en peligro” de Li Andersson y “Apoyar a la resistencia ucraniana, no a los monstruosos planes de rearme” de Simon Pirani. [Iremos publicando estos artículos en https://satorzulogorria.org ndt]
El pasado 26 de febrero, Hanna Perekhoda publicó un post titulado “Cómo financiar la defensa europea (y cómo no hacerlo) /2”. Recordaba en él que el abandono por parte de Estados Unidos de Ucrania, la «última línea de defensa de la seguridad europea», obligaría a los Estados europeos, refugiados desde hace mucho tiempo bajo el paraguas estadounidense, a repensar su sistema de defensa. Está hecho. La remilitarización de Europa está en marcha. Al menos la idea está en marcha en varias capitales. No dejaremos de criticar las decisiones y políticas de los Estados y de la Unión Europea, las de ayer, de hoy y de mañana. Este no es el objeto de este artículo /3.
La verdadera pregunta, siempre según Hanna Perekhoda, es “si la Unión Europea, y en particular la izquierda /4, tiene un programa concreto para hacer frente a esta crisis”. Si persiste, continúa, en “deplorar la militarización sin proponer soluciones a las amenazas muy reales a las que todos nos enfrentamos”, abandonará “la sociedad en favor de su propia pureza ideológica”. Esto es lo que podría designar como el establecimiento de una línea mental Maginot. Sabemos lo que suele pasar con las líneas Maginot.
A esto se suma un fenómeno más o menos sorprendente, la unión de las izquierdas pacifistas, munichistas y cripto-putinistas que, de hecho, hacen campaña en concierto con una extrema derecha a la vez filo-putinista y filo-trumpista, sobre un leimotiv clásico: mejor la mantequilla que los cañones, la paz de inmediato y cueste lo que cueste (a la libertad ucraniana). Dejemos la palabra a Hanna Perekhoda:
“El enfoque más peligroso y negativo sería reducir el gasto social para financiar el aumento del gasto militar. Ese es el camino que los neoliberales ya proponen: reducir los presupuestos de salud, educación, pensiones y protección social para reasignar estos fondos a la defensa. Sin embargo, es evidente que el debilitamiento de la protección social agravaría las desigualdades, alimentaría las tensiones sociales y, en última instancia, desestabilizaría las democracias.
En un momento en que el populismo de extrema derecha está ganando terreno, imponer la austeridad fortalecería rápidamente las fuerzas antidemocráticas. Dado el apoyo manifiesto de Rusia y Estados Unidos a estas fuerzas, tal medida es exactamente lo que esperan Trump y Putin. Otra solución sería aumentar los impuestos de los ultraricos y las multinacionales. Los que más se han beneficiado de la democracia deberían contribuir más a su defensa. La introducción de impuestos progresivos sobre el patrimonio, impuestos sobre la energía y una regulación más estricta del impuesto de sociedades podría generar ingresos sin perjudicar a los ciudadanos comunes” /5.
Hanna Perekhoda, señala que sería justo que la confiscación de los 300 mil millones de euros de activos rusos congelados financiara la defensa de Ucrania, pero que «la justicia es una noción peligrosa» para los partidarios del orden establecido. La aplicación de esta justicia pondría “en peligro los fundamentos mismos del capitalismo […], un escenario impensable para quienes se banefician de sus injusticias”.
Por último, escribe en el artículo que publicamos en estas columnas, hay que “rechazar el falso dilema entre justicia social y seguridad nacional”. Si la izquierda quiere seguir siendo creíble, debe “adoptar una posición clara sobre las cuestiones de defensa”. De lo contrario, no haría sino dejar que la derecha dominara el debate.
En su artículo (“Cómo gestionar los dilemas de defensa de Europa”), Christian Zeller recuerda que es posible luchar contra el rearme y ayudar militarmente a Ucrania /6. Li Andersson va en la misma dirección al insistir por su parte en la necesidad de pensar “la autonomía estratégica de Europa /7”. El debate está abierto, los matices y las divergencias se perfilan al tiempo que se abren amplios espacios de acuerdos.
Probablemente no sea inútil recordar aquí que las fuerzas democráticas y progresistas mundiales pagarán un alto precio en caso de victoria de la Federación de Rusia y que, a la inversa, es la derrota militar de esta última la que provocará la caída de la dictadura putinista.
En las columnas de Europa solidaria sin fronteras, parodiando Clemenceau, Pierre Vandevoorde, escribe: “El ejército es algo demasiado serio como para seguir siendo asunto de los militares /8”. Incluso se podría decir, extrapolando un poco lo que escribe, que es un asunto demasiado serio para dejarse en manos de los políticos burgueses. Retomando las advertencias formuladas por Hanna Perekhoda, recuerda que la izquierda debería hacer campaña para poner bajo control público las industrias de armamento. Insiste en la necesidad de abrir “la reflexión y el debate” sobre la cuestión militar reconectándose con la experiencia de los comités de soldados de la década de 1970, a la luz de “lo que nos enseña la experiencia ucraniana”. Se hace necesario volver a plantear las cuestiones de los derechos sindicales en el ejército, del fin del ejército profesional o del establecimiento de una verdadera instrucción militar ciudadana.
Por su parte, la Izquierda Anticapitalista belga abre el debate publicando una declaración titulada: “Frente al eje Trump-Musk-Putin y a los gobiernos neoliberales autoritarios europeos: ¡por una política de seguridad anticapitalista e internacionalista!
Percibimos en ella de inmediato las “lecciones” de la guerra de autodefensa ucraniana: la del tipo de armas y las de los fines, los medios y los objetivos a defender. La Izquierda Anticapitalista insta a “todo el movimiento social y a las fuerzas de izquierda a asumir seriamente los problemas de seguridad para no dejarlos en manos de la extrema derecha o de la derecha neoliberal”. Pronunciándose en contra del “plan ReArm Europe que entrega a la industria armamentística y al mercado las claves de nuestra política de defensa”, la organización se pronuncia a favor de detener las ventas de armas a regímenes dictatoriales y colonialistas, por “la socialización y planificación del sector armamentístico […] bajo control democrático” y a favor del envío de los medios existentes a la ayuda a la resistencia ucraniana. La “política militar independiente e internacionalista” destaca la necesidad de “una autonomía de defensa y estratégica completa con respecto a los Estados Unidos, lo que implica la implementación de “un programa independiente de Starlink, el cese de las compras de F35, etc.” Por último, el ejército debe ser democratizado y puesto “bajo control ciudadano”.
Es interesante comparar las observaciones hechas por Zahar Popovich tras la derrota del ejército ruso ante Kyiv en 2022 con lo que escribió Philippe Guillaume, en 1949, en las columnas de Socialismo o barbarie. El activista ucraniano señala que “las fuerzas armadas ucranianas habían establecido récords de eficiencia” en el uso de las armas que tenían. ¿Por qué?
“Parte de la respuesta”, subraya, “quizás radica en el hecho de que las y los ucranianos utilizan todas estas herramientas de forma más creativa y eficaz”. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, Philippe Guillaume recordó que los proletarios movilizados (especialmente estadounidenses) habían asimilado rápidamente el uso de las nuevas armas puestas a su disposición. Según él, “la industrialización de la guerra y los avances tecnológicos no hacían sino aumentar la autonomía, la eficiencia y, por lo tanto, la confianza en sí mismo del combatiente”. Hay que darse cuenta, escribió, de que los progresos “trastornan tan rápidamente las condiciones de la guerra” que zarandean tanto a los especialistas como a los estados mayores y a los combatientes. Llevando la reflexión hasta su última consecuencia posible, señaló que “la asimilación por parte de las masas de la técnica guerrera se vuelve objetivamente contra los explotadores incluso antes de que los explotados utilicen conscientemente sus armas contra ellos”.
Recientemente, dos autores que no se puede sospechar que tengan la más mínima connivencia con nosotros, titularon su artículo: “Lo que el Pentágono podría aprender de la guerra en Ucrania /9”. Toda su alegación para convencer al Pentágono de que revise sus procedimientos de adquisición de sistemas de armas, dan la razón, setenta y cinco años después, a Philippe Guillaume al señalar que los soldados ucranianos habían transformado las condiciones de producción y uso de equipos militares integrando equipos civiles (en particular los drones).
La inteligencia colectiva de la sociedad es realmente indispensable para la defensa de un país asaltado que sabe por qué lucha e indispensable para la producción de las armas que necesita. La guerra de Ucrania vino a recordarnos esto.
Defensa nacional, defensa del capital
Hace unos treinta y cinco años, con nuestro amigo Jean-Jacques Ughetto, ahora desaparecido, intentamos abrir en las ediciones Syllepse una colección “Point de mire” subtitulada “Crítica y práctica de los sistemas militares”. No hace falta decir que fue un fracaso rotundo /10. La idea había germinado al final del ciclo abierto por la movilización democrática de la juventud encuartelada (1972-1982), al que se refiere Pierre Vandevoorde. Esta se había construido en torno a la problemática democrática que sintetiza perfectamente el eslogan: “Soldado, bajo el uniforme sigues siendo un ciudadano” o su declinación, “Soldado, bajo el uniforme sigues siendo un trabajador”.
Para justificar por qué tres activistas de la izquierda revolucionaria se embarcaron en tal aventura editorial, recordamos que “el cuestionamiento de la defensa, su objeto y los medios que implementa” se articulaba con “nuestra experiencia pasada de reclutas bien decididos a permanecer bajo el uniforme como ciudadanos de pleno derecho”. De hecho, la lucha para imponer a los ejércitos de Europa el respeto de las libertades democráticas /11, para construir un derecho de asociación, en particular sindical, también había permitido exigir que la Grande Muette (la gran muda, el ejército francés) dijera claramente a la sociedad cuáles eran sus misiones.
Si solo hubiera sido el fracaso de un proyecto editorial, no sería útil mencionarlo aquí. Pero en realidad, este “fracaso” reveló:
1) el desinterés de la izquierda revolucionaria por las cuestiones militares ya que el antimilitarismo propagandista y la litote del “derrotismo revolucionario /12” eran suficientes para su política /13;
2) la renuncia de la izquierda parlamentaria al poder a partir de 1981, y a la vez tanto a la introducción de la democracia en los ejércitos como a la consideración de los mismos como un problema político y social.
La reflexión a la que esperábamos contribuir tenía como objetivo ayudar a la “reapropiación de los problemas de defensa por parte de toda la ciudadanía”, un enfoque que implicaba intentar desarrollar “una problemática de defensa alternativa necesaria para cualquier proyecto de transformación de esta sociedad”.
Uno de los retos estratégicos de esta discusión fue no dejar aisladas a las capas sociales uniformadas frente a las corrientes reaccionarias que reinaban en los cuarteles. Los soldados rasos y los cuadros inferiores también son a menudo de origen popular. Además, la reflexión sobre una defensa alternativa no podía prescindir de las habilidades y la experiencia de los propios militares. Por lo tanto, pensamos que era vital construir una alianza con estos “trabajadores uniformados” y ganarles a un proyecto emancipador al que aportarían su contribución. Un enfoque que debía partir de sus necesidades inmediatas sobre sus condiciones de vida y de trabajo, en una palabra de sus intereses sociales, y que encontraba su condensado político en el sindicalismo en los ejércitos.
Por lo tanto, era necesario -en el momento en que, el imperio ruso-soviético se derrumbaba- (re)poner en el debate público una pregunta muy simple: defender qué, cómo y contra quién. Incluso cuando los ejércitos se vieron sacudidos por la crisis social y la de las misiones, era necesario cuestionar “la historia, los debates y las implementaciones” y escudriñar “lo que la tecnología y los cambios sociales inducían” para la organización de los ejércitos Habíamos leído con cierta avidez el Ensayo sobre la no batalla de Guy Brossollet /14 y el libro de Horst Afheldt que se inspiró en él para el desarrollo de una defensa no suicida en Europa /15. Llegaban a la conclusión de que los sistemas de defensa organizados en torno a un ejército permanente y centralizado eran peligrosos e inadecuados para el mundo de finales del siglo XX.
Emitían propuestas de fuerzas armadas integradas en la población, descentralizadas, democráticas, desjerarquizadas, basadas en estructuras móviles con armamento ultramoderno de alto rendimiento /16.
Desde este punto de vista, el proyecto editorial de la colección “Point de mire” (Punto de mira) merece ser recordado. La nota en la que exponía sus intenciones se abría así: “Los debates en nuestro país sobre los problemas de defensa a menudo se atascan en un enfoque cuantitativo”. En cambio, más allá de su justa denuncia, tanto la doctrina como la organización de las fuerzas armadas, que entonces se articulaba en torno al tríptico nuclear-fuerza de maniobra-fuerzas de intervención, permanecieron poco sujetas a la reflexión alternativa /17. La época era entonces, recordemos, lo que los doctrinarios del orden establecido llamaban la “defensa operativa del territorio”, que fue concebida, según el Secretario de Estado de Defensa André Fanton “para evitar cualquier retorno a los acontecimientos que sacudieron a la Nación en mayo de 1968”.
Continuamos la presentación de la colección señalando que la mayoría de las veces se olvidaba que la política de defensa era a la vez “socialmente determinada” y “amnésica”. En efecto, se ignoraban más o menos deliberadamente “las diferentes formas de organización militar” de las que las sociedades habían podido dotarse en ciertos momentos de su historia. Además, era revelador que las celebraciones del bicentenario de la Gran Revolución ocultaran con deleite las realidades de los ejércitos del Año II /18.
El eje neofascista que se está poniendo en marcha desestabiliza la política económica y social de los Estados y de las fuerzas políticas que se colocaban, más o menos explícitamente, bajo el paraguas estadounidense. Esta nueva situación arroja una luz cruda sobre el vacío que hemos dejado que se instale en nuestras filas en cuestiones militares /19. ¿Cuáles son las propuestas alternativas que la izquierda internacionalista y democrática podría poner en debate?
Lecciones ucranianas
Sin embargo, lo que está sucediendo en el ejército ucraniano debería desafiar a la izquierda de transformación. No es raro ver en Ucrania a uniformadas y uniformados en concentraciones de protesta social y a soldados hablando en la prensa sobre sus condiciones de servicio para denunciar abusos. El movimiento sindical, que cuenta con miles de miembros en las fuerzas armadas, mantiene vínculos permanentes con sus miembros uniformados. La primera confederación sindical ucraniana, la FPU, acaba de publicar un folleto Derechos y garantías de los militares movilizados y desmovilizados.
Un sindicato de militares LGBTQIA+ defiende los derechos de los “gays uniformados”. Una asociación de soldadas, Veteranka, lucha por los derechos de las mujeres militares. La cuestión de los derechos sindicales en los ejércitos se discute abiertamente mientras el país está en guerra.
Yana Bondareva, que gestiona una línea directa creada por la organización socialista Sotsialnyi Rukh para las y los soldados, explica que “la creación de sindicatos para el personal militar sería un paso importante hacia la protección de sus derechos y garantías sociales. Las y los militares tienen derecho a estar representados cuando se decide sobre sus salarios, condiciones de servicio y atención médica. La Academia de Fuerzas Terrestres de Lviv ha llevado a cabo una elección democrática para designar a su director. Cinco candidatos estaban en la lista.
Abundan los ejemplos de impulsos democráticos transformadores en el ejército ucraniano. Expresan las profundas aspiraciones del pueblo ucraniano que en su lucha por la liberación nacional contaminan el espacio militar. Y añaden al ejército ucraniano en combate una “eficiencia militar” reconocida incluso por los estados mayores o expertos occidentales, sin embargo hostiles a cualquier aliento democrático en los cuarteles.
La democracia social y política en los ejércitos parece un elemento indispensable en el combate militar. La estrategia militar se ve alterada con ella. Los modos de mando cuestionados. La indispensable y necesaria disciplina militar en la acción, sobre el terreno en el enfrentamiento, repensada. Un nuevo arte militar está surgiendo. Para la izquierda, permanecer sorda y ciega a estas “revoluciones militares” en curso, sobre el terreno, conducirá en el mejor de los casos a la impotencia y, en el peor, a la derrota política frente a las maniobras de las clases dominantes sobre el rearme. El campo de la emancipación debe disputar con las direcciones burguesas el monopolio de la conducción de las cuestiones de defensa. En esta perspectiva, el apoyo a la Ucrania resistente nos obliga a escuchar a la escuela militar ucraniana.
09/04/2025
Traducción: Faustino Eguberri
* Patrick Le Tréhondat y Patrick Silberstein fueron sindicalistas uniformados, miembros de Información para los Derechos del Soldado y de la Conferencia Europea de Organizaciones de Reclutas.
** Batalla de Valmi, 20/09/1792 batalla contra la reacción del ejército prusiano, de gran importancia en el devenir histórico francés, pues una derrota francesa hubiera propiciado el fin de la Revolución. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Valmy ndt.
Descargar el n°11: Adresses n°11
Todas las introducciones y números para descargar de forma gratuita están disponibles en una página dedicada:
https://entreleslignesentrelesmots.wordpress.com/adresses-internationalisme-et-democrtie/
Notas
1/ Friedrich Engels, Anti-Dürhing.
2/ https://www.europe-solidaire.org/spip.php?article73898
3/ A propósito de los presupuestos militares, “ReArm Europa y la militarización de los espíritus” en https://www.publico.es/opinion/rearm-europe-militarizacion-espiritus.html
4/ Subrayado nuestro.
5/ Hanna Perekhoda, “Comment financer la défense européenne (et comment ne pas le faire)”, Europe solidaire sans frontières, 26 février 2025. https://www.europe-solidaire.org/spip.php?article73898
6/ En una entrevista publicada en Aplutsoc, https://aplutsoc.org/2022/06/11/un-jeune-camarade-ukrainien-nous-eclaire-ecoutons-le/, el 11 de junio de 2022, Vladislav Starodubtsev exclamaba: “¿Quiere un buen medio para desmilitarizar Europa y los EEUU? Fácil: ¡basta con darles Ucrania!”.
7/ Ver en este número de Adresses, Li Andersson, “Trump et Poutine : une alliance autoritaire qui nous met tous en danger”.
8/ Pierre Vandevoorde, « Une invite à la réflexion (France) : l’armée, c’est trop sérieux pour rester l’affaire des militaires », Europe solidaire sans frontières, 6 marzo 2025. https://www.europe-solidaire.org/spip.php?article73901
9/ Jon Schmid et Erik E. Mueller, « What the Pentagon might learn from Ukraine about fielding new tech », Defense News, 14 février 2025.
10/ Se publicaron dos obras: Patrick Le Tréhondat, Patrick Silberstein, Jean-Jacques Ughetto, Crises et surprises dans l’institution militaire, Paris, Syllepse/Périscope, 1990 ; et la reedición del folleto de Pierre Naville, L’armée et l’État en France, publicado en 1961.
11/ En 1979 nació en Malmö, Suecia, la Conferencia Europea de Organizaciones de Reclutas (ECCO). Creada por iniciativa del sindicato de reclutas holandeses (VVDM), esta organización -en cuya oficina participamos como Información para los derechos del soldado- agrupaba a organizaciones sindicales o con vocación sindical de reclutas, legales o clandestinos, de varios países de Europa. Obsérvese que en los Países Bajos y en los países escandinavos, las organizaciones de reclutas mantuvieron relaciones sostenidas con los sindicatos de suboficiales y oficiales. Por nuestra parte, a pesar de las condiciones de clandestinidad en que actuaban los sindicalistas en los ejércitos en Francia, pudimos, en particular en el marco de la Liga de los Derechos Humanos, discutir nuestras preocupaciones con militares de carrera también en busca de “otra defensa”. Para que conste, en 1975, sin duda para soltar el lastre, la muy oficial revista Armées d’aujourd’hui (Ejércitos de hoy) tuvo la audacia de publicar una tribuna titulada “La tentación sindical”.
12/ Concebido como parte de un enfrentamiento interimperialista como el de la Primera Guerra Mundial, el derrotismo revolucionario obviamente no puede aplicarse en una guerra de liberación nacional como en el caso de Ucrania. Más exactamente, esta política debe implementarse en Rusia, mientras que en Ucrania, es la recomendación de Trotsky en 1940 la que debe encontrar su aplicación.
13/ Ayer, la supresión del servicio militar obligatorio y el paso al ejército profesional se pudieron hacer en una especie de silencio aliviado. El impuesto de sangre ahora solo sería pagado por las capas más empobrecidas de la sociedad. Hoy, como escribe Michael Hertoft en el artículo que publicamos, algunos piensan que “el desarme es por definición de izquierdas, y que la izquierda debe oponerse a cualquier producción de armas, a cualquier uso de armas, y por lo tanto debe ser una especie de pacifista. Si es, escribe, una visión que tiene la ventaja de ser moralmente sana, fácil de defender y razonablemente lógica, tiene la gran debilidad de no responder a los problemas a los que nos enfrentamos «nosotros», por ejemplo, cómo puede defenderse un país cuando es atacado por una superpotencia imperialista. La petición de «paz» ha sido así utilizada para negarse a mostrar solidaridad con Ucrania enviando armas.
14/ Guy Brossollet, Essai sur la non bataille, Paris, Belin, 1975.
15/ Horst Afheldt, Pour une défense non suicidaire de l’Europe, Paris, La Découverte, 1985
16/ El misil antitanque Milan se presentó entonces como el modelo de la reorganización militar contra las unidades de tanques. Desde entonces, los drones, los teléfonos móviles, la artillería guiada de largo alcance, los misiles Javelin y muchas otras innovaciones han llegado al campo de batalla. Hay que señalar, con media sonrisa, que en los primeros días de la invasión de Ucrania a gran escala, el Washington Post recordó que fue, entre otras cosas, debido a la descentralización -calificada como «deficiencia» de su ejército por lo que Ucrania no pudo ser admitida en la OTAN… En el momento en que se perfilaba el fracaso ruso en Kyiv, el especialista militar del diario escribió que en las «bolsas de resistencia dispares», se observaba «unidades a nivel del batallón luchando de forma independiente». Es, escribía todavía, “quizás una bendición disfrazada que los ayuda ahora porque no dependen de sistemas centralizados de mando y control”.
17/ El Partido Socialista Unificado sigue siendo sin duda una excepción en este desierto. Opuesto a la “instalación de un ejército de oficio”, el PSU había sometido a debate la idea de una “defensa popular”.
18/ A propósito de los ejércitos regulares, podemos referirnos a, entre otros, Jean Jaurès, L’armée nouvelle (Gallica) ; George Orwell, Le lion et la licorne (La Murette, RN, 2022) ; « L’armée des hommes libres », Réseau Bastille ; Patrick Le Tréhondat, « La question militaire et l’autogestion », Autogestion ; Peter Thatchell, Democratic Defense, Londres, Heretic Books, 1985 ; et por supuesto a las reflexiones de Léon Trotsky sobre la « política militar proletaria » (Vincent Présumey, « La politique militaire prolétarienne sort du placard », Aplutsoc, 21 août 2022) ; Patrick Silberstein, «Armée, lutte des classes et guerre civile : éléments pour une stratégie autogestionnaire », Mise à Jour, n° 2-3, 1984 ; Collectif, « Penser la guerre », ContreTemps, n° 39, 2018. Sobre la influencia del desarrollo técnico sobre la guerra, se leerá con mucho interés Jean Pété, La guerre et ses mutations, Paris, Payot, 1961 ; John F.C. Fuller, L’influence de l’armement sur l’histoire, Paris, Payot, 1948 ; B. H. Liddell Hart, Stratégie, Paris, Perrin, 1998.
Es evidente que obras y artículos más recientes, en particular L’ours et le renard de Michel Goya, Paris, Perrin, 2023, y su blog La Voie de l’épée, merecerían ser tomados en cuenta para una reflexión militar “de izquierdas”.
19/ No es nuestro objetivo aquí tratar las alternativas del PCF y de la Francia Insumisa en materia de defensa. Aunque es difícil no citar al líder insumiso que, rechazando cualquier apoyo a la resistencia ucraniana, reafirma en ocasiones que la misión del ejército francés es la defensa de “nuestras” fronteras “en el Oyapock y el Maroni, en el Océano Índico y en el Caribe, tanto en la Antártida como en el Pacífico”.