
Ucrania sigue resistiendo heroicamente la guerra de anexión imperialista de Rusia,
Fred Leplat.//
20 de septiembre de 2025
Mientras que Trump interviene en Ucrania solo para defender los intereses estadounidenses, las y los ucranianos solo pueden confiar en sí mismos tanto frente a la invasión rusa como ante su gobierno liberal.
Ucrania sigue resistiendo heroicamente a la guerra de anexión imperialista librada por Rusia. Se habían puesto esperanzas en la cumbre Trump-Putin en Alaska para un alto el fuego (celebrada el 15/08/2025). Pero en los días previos a la cumbre y desde entonces, Rusia ha intensificado sus ataques a Ucrania con más drones y misiles dirigidos a viviendas e infraestructuras civiles, mientras que solo hacía un progreso limitado en tierra. Rusia ahora también ha enviado drones sobre Polonia y Rumania.
La escalada de ataques contra civiles en agosto llevó a Trump a amenazar con sanciones más severas contra Rusia si no aceptaba un alto el fuego y no entablaba negociaciones. La cumbre en Alaska resultó ser un gran éxito para Putin. No concedió nada mientras que Trump le dio legitimidad internacional a pesar de tener órdenes de arresto en su contra emitidas por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y genocidio.
¿Trump manipulado por Putin?
Trump se volvió contra Ucrania al sugerir que debería intercambiar territorios con Rusia por un acuerdo de paz, lo que significa que Ucrania aceptaría la anexión rusa del Donbass y Crimea. Trump al mismo tiempo deja que los países europeos compren armas de los Estados Unidos para el esfuerzo bélico de Ucrania. Los aranceles del 50 % por parte de los Estados Unidos sobre países como India que están comprando petróleo ruso tienen más que ver con el proteccionismo de Trump y sus intentos de dividir la alianza pro-rusa de países como China que con el apoyo a Ucrania. Al no haber recibido concesiones de Putin, Trump ahora dice que está cabreado y que ha sido «manipulado» por él. Pero estas palabras no han asustado a Putin.
Putin ha dejado claro que sus objetivos de guerra no han cambiado: el reconocimiento por parte de Ucrania de los territorios ocupados; la destitución de Zelensky; un veto sobre la adhesión de Ucrania a la OTAN; y reducción drástica del tamaño de las fuerzas armadas de Ucrania. Putin ha rechazado cualquier alto el fuego como condición previa para las conversaciones de paz. De hecho, no quiere conversaciones de paz, ya que espera reducir lentamente la resistencia ucraniana. Incluso propuso que Zelensky viajara a Moscú para las conversaciones de paz. Además de ser una gran amenaza para la seguridad de Zelensky, esto se vería como una capitulación por Ucrania.
Rusia cree que puede ganar la guerra gracias a sus mayores recursos y sabe que Occidente es reacio a apoyar de todo corazón a Ucrania. Occidente está dividido entre los países que quieren un final rápido de la guerra para normalizar las relaciones comerciales con Rusia y aquellos que quieren una guerra más larga para debilitar a Rusia. Por eso Ucrania no ha estado recibiendo la ayuda militar y de otro tipo lo suficientemente rápido y en cantidades suficientes.
Estados Unidos es probablemente el país más dispuesto a normalizar las relaciones con Rusia, no solo porque Trump admira a Putin como un «líder fuerte» de la extrema derecha como él, sino por los intereses del capital estadounidense. En efecto, el enviado estadounidense Kellogg visitó recientemente Bielorrusia, un aliado clave de Rusia, para reunirse con su autoritario presidente Alexandre Lukashenko. El resultado fue la liberación de algunos prisioneros políticos a cambio de que Estados Unidos permitiera a Boeing suministrar piezas de repuesto para la aerolínea de Bielorrusia.
Después de más de tres años de guerra, no es sorprendente que muchos ucranianos quisieran negociar un acuerdo de paz, pero Putin no está interesado. Las y los ucranianos no tienen más remedio que seguir resistiendo la invasión de Rusia, y aunque quieren la paz, tampoco quieren capitular ante Rusia. El hecho de que después de más de tres años de guerra Rusia no haya podido alcanzar sus objetivos de guerra originales, que esperaba lograr en unas pocas semanas, demuestra que la población ucraniana sigue apoyando el esfuerzo de guerra.
Ataques neoliberales
Pero el pueblo de Ucrania no solo se resiste a la guerra de anexión de Rusia, también se resiste a los ataques neoliberales de Zelensky.
En mayo, la Rada de Ucrania votó a favor de un acuerdo con los Estados Unidos para la extracción y el suministro de minerales de tierras raras, lo que les da a los Estados Unidos nuevas palancas de influencia sobre la situación económica y política de Ucrania. El gobierno de Zelensky está atrayendo capital extranjero poco fiable en lugar de nacionalizar industrias estratégicas, introduciendo un impuesto progresista y luchando contra la economía en la sombra.
En junio, hubo manifestaciones de protesta ante la Casa Sindical que estaba siendo incautada por la empresa privada KAMparitet, exigiendo que fuera devuelta a su legítimo propietario, la Federación de Sindicatos de Ucrania.
En julio, estallaron protestas masivas en todo el país contra el gobierno de Zelensky que adoptó apresuradamente una ley a través de la Rada para suprimir su independencia a las unidades anticorrupción de la Oficina Nacional de Anticorrupción (NABU) y la Fiscalía Especializada contra la Corrupción (SAPO). Las protestas se mantuvieron hasta que Zelensky se vio obligado a dar marcha atrás al introducir una nueva ley que restauró la independencia de NABU y SAPO.
El 5 de septiembre, cientos de manifestantes se reunieron en la Plaza de la Independencia de Kiev para protestar contra los proyectos de ley parlamentarios que impondrían sanciones penales más severas a los soldados en caso de desobediencia. Sin embargo, la experiencia de los últimos años demuestra lo contrario: las medidas punitivas no solo no resuelven problemas, sino que también crean otros nuevos. Una vez más, ante las protestas, el gobierno retrocedió y eliminó algunas de las medidas más duras.
El hecho de que estas manifestaciones y protestas pudieran tener lugar en Ucrania, a pesar de que el país está en guerra, muestra cuán diferente es la situación en Ucrania de la situación en la Federación Rusa, donde no se toleran las protestas contra el gobierno.
En marcado contraste con Rusia y a pesar de las condiciones de guerra, hay una sociedad civil dinámica en Ucrania. Existe la autoorganización que proporciona ayuda mutua y apoyo a otros ciudadanos cuando el estado está ausente, pero también hay organizaciones socialistas, sindicales y feministas independientes que proporcionan una alternativa al neoliberalismo de Zelensky. Las y los sindicalistas y jóvenes están defendiendo sus salarios, derechos y condiciones de trabajo contra las reformas neoliberales, la corrupción y los oligarcas, mientras aseguran la defensa de su patria tanto en la línea del frente como en la retaguardia. Las y los ucranianos no son peones del imperialismo occidental, a pesar del evidente y cínico interés de éste en apoyar a Ucrania.
El imperialismo occidental obviamente quiere una reconstrucción neoliberal capitalista de Ucrania. Por eso, entre otras cosas, no está cancelando la deuda de Ucrania. Hay algunas medidas inmediatas que Gran Bretaña y otros países podrían tomar en apoyo de Ucrania, como incautar activos congelados rusos; revertir los recortes a la ayuda extranjera; imponer sanciones más estrictas contra el régimen ruso; castigar a empresas, como Seapeak, con sede en el Reino Unido, que están evadiendo las sanciones existentes; extender la protección a las y los refugiados ucranianos más allá de 2026; y otorgar asilo a las y los militantes rusos y bielorrusos antiguerra. Esto último puede ser cada vez más necesario si los oponentes rusos y bielorrusos de Putin que actualmente viven en los Estados Unidos se enfrentan a amenazas de deportación.
Occidente está aprovechando la oportunidad de la guerra en Ucrania para impulsar una remilitarización de Europa con ReArmEurope de la UE y la Revisión de Defensa del Reino Unido. Si bien Ucrania debería recibir todas las armas y la ayuda necesarias para resistir a Rusia, esto no tiene por qué implicar un aumento masivo de los presupuestos militares. La venta de armas debe detenerse inmediatamente a países como el brutal régimen saudí o el genocida gobierno israelí. Oponerse al militarismo y a las guerras imperialistas no significa pacifismo, ya que los países deberían tener derecho a defenderse contra la ocupación y la anexión, incluso por medios militares.
El orden posterior a la Segunda Guerra Mundial está cambiando a medida que entramos en un nuevo mundo multipolar en el que el imperialismo estadounidense se enfrenta cada vez más directamente a Rusia y China. Algunas personas, incluso en la izquierda, celebran esta evolución. Son legítimamente críticos de la historia del imperialismo occidental, pero ven el ascenso de Rusia y China como potencias económicas y militares como un progreso. Operan con el principio equivocado de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. En cambio, la izquierda tiene que enraizarse en el internacionalismo y el antiimperialismo, apoyando las luchas democráticas y de clase trabajadora a nivel mundial. La prioridad tiene que ser poner a las personas en primer lugar en lugar de reducir la política a maniobras geopolíticas entre gobiernos.
Ucrania debe recibir todo lo que necesita para conseguir una paz justa.
Fred Leplat es miembro de Anti*capitalist Resistance y participa activamente en la Campaña de Solidaridad de Ucrania
Publicado por Anti*capitalist Resistance el 20/09/2025
Traducido de https://inprecor.fr/un-soutien-indefectible-lukraine
Traducción: Faustino Eguberri
