
Dan La Botz*//
Millones de personas, en 2.600 ciudades de los 50 estados estadounidenses, participaron en la segunda ola de manifestaciones de “No Kings” (No queremos reyes) contra el gobierno cada vez más autoritario e inhumano del presidente Donald Trump.
Yo era uno de ellos, caminando en un cortejo sindical en Nueva York. Los organizadores dijeron que al menos siete millones de personas participamos en las manifestaciones, lo que lo convertiría en el mayor día de manifestaciones en la historia de Estados Unidos.
¿Contra qué protestábamos?
Según las pancartas, eslóganes y comentarios de las y los manifestantes, la gente está enfadada por las crueles y violentas redadas del ICE (Immigration and Customs Enforcement, la policía de inmigración y fronteras), por el envío de Trump de la Guardia Nacional y unidades militares a varias ciudades, por el despido de cientos de miles de funcionarios federales, por los ataques a los programas de salud, educación y vivienda, por la supresión de la libertad de expresión y la libertad académica, y por el racismo de políticas como los cambios de Trump en el programa de acogida de personas refugiadas. Para favorecer a las y los blancos.
Una movilización masiva
No Kings está organizado por una coalición de 200 grupos, los más importantes de los cuales son corrientes del Partido Demócrata como Indivisible y MoveOn, ONGs como Public Citizen y la American Civil Liberties Union, así como la red militante 50501. Esta última desencadenó el amplio movimiento de resistencia al convocar, hace varios meses, a 50 manifestaciones en 50 estados en un solo día.
Trump, el vicepresidente J.D. Vance y otros republicanos afirmaron, de forma absurda, que las reuniones y marchas estaban llenas de manifestantes pagados por George Soros, el multimillonario judío, filántropo liberal y demócrata. Sugirieron que las manifestaciones fueron organizadas por “antifa”, un apodo dado al vasto movimiento antifascista, que califican de organización terrorista violenta, aunque no exista ninguna organización de este tipo.
Cuando se le preguntó sobre las manifestaciones, la portavoz de Trump dijo: «¿A quién le importa? El resto de Estados Unidos verá el fútbol universitario”. Pero el presidente no pudo ignorarlos y publicó un video generado por inteligencia artificial que lo mostraba como piloto de combate con una corona, sobrevolando las manifestaciones y derramando excrementos sobre los manifestantes, demostrando así el desprecio que siente por el pueblo estadounidense.
Un movimiento popular y festivo
La gente llevaba pancartas y carteles en los que se podía leer “No queremos reyes, no queremos tiranos”. En todas partes, la y los manifestantes coreaban “Sin odio, sin miedo, las y los inmigrantes son bienvenidos aquí”. Las manifestaciones eran pacíficas en todas partes y, aunque la gente que participaba en ellas estaba muy enfadada, las concentraciones a menudo tenían un carácter festivo, celebrando el hecho de estar juntos en la resistencia y luchar por valores progresistas.
Si bien las manifestaciones eran serias, algunas personas también se aseguraron de que fueran alegres. Las y los participantes, imitando las recientes protestas en Portland, Oregón, se disfrazaron de animales gigantes, como los que se ven en las fiestas infantiles, para mostrar lo ridículo que era afirmar que se trataba de manifestaciones terroristas violentas.
Retomar los símbolos de la democracia
Durante décadas, la izquierda ha rechazado la bandera estadounidense, considerándola un símbolo del racismo nacional y de las guerras de Estados Unidos contra Vietnam, Irak y Afganistán. Pero hoy muchos manifestantes ondean la bandera, reclamando Estados Unidos para la democracia y la justicia social.
Un manifestante llevaba un cartel en el que se podía leer “Make America America Again” (Hacer a América de nuevo América), acompañado de una lista de lo que consideraba los valores estadounidenses: libertad de expresión, ciencia, libertad de prensa, estado de derecho, democracia, pro-choice (el derecho de las mujeres a elegir el aborto), el procedimiento regular y la diversidad.
Para llegar más lejos
No Kings ha sido un éxito, pero necesitamos un movimiento más militante, con huelgas y manifestaciones perturbadoras, que realmente pueda desafiar los agresivos ataques de Trump contra nuestros derechos y bienestar.
* Dan La Botz es miembro de DSA (Democratic Socialists of America)
2025-10-21
Traducción: Satorzulogorria
